SOBRE MÍ
MI pequeña historia
Hola, soy Ángeles.
Soy maestra, formadora y profesora de meditación y mindfulness.
Pero eso son solo títulos y sin la experiencia no sirve de nada. Así que te voy a contar quién soy en realidad y el camino recorrido hasta este preciso instante.
Nací en Cádiz un 18 de marzo y en jueves. Siempre fue mi día favorito y por eso lo elegí. Fui una niña muy curiosa, activa y risueña. Aunque también tenía carácter, cuando los demás reían y yo no sabía el por qué, me salía mi parte chulesca.
Fui creciendo y explorando el mundo. A los pocos años de edad me di cuenta de mi vocación, sin duda era ser maestra.
Por esa época sólo conocía la enseñanza tradicional, así que sentaba en frente de mí a los peluches, muñecas y les daba la charla.
Esas clases improvisadas dieron un vuelco. Con 9 años, una maestra muy especial, Margarita, me abrió una puerta llena de creatividad, libros y reflexión. Me dio alas y lecciones para toda la vida. Gracias a ella sobreviví el resto de años que me quedaban en el sistema escolar encarcelada. Me refugié en los libros, en otros mundos, en mis diarios, en mis sueños. Así conseguí mantener viva mi curiosidad por aprender.
Pasaron los años y me diplomé en ciencias de la educación, por la especialidad de primaria. Descubrí un mundo nuevo gracias a Antonio, profesor de ciencias de la naturaleza. Me cambió toda mi perspectiva, puso mi cerebro del revés. Me dio la oportunidad de hacer unas prácticas diferentes, en una granja escuela. Y allí me reencontré con la naturaleza y con la experiencia de que otra educación era posible. Viví en primera persona que el verdadero aprendizaje llegaba a través de la emoción.
Y seguí formándome, de forma autodidacta y haciendo cursos para seguir aprendiendo. Ya no podía parar.
Me apunté a un curso de formadora de formadores y volví a sorprenderme. El profe Ramón consiguió que fuera nerviosa durante meses al curso porque no sabía nunca lo que me iba a encontrar al día siguiente. Cada día era nuevo, distinto, lleno de retos y mucho humor. Y ahí empezó realmente mi camino de autoconocimiento.
Aunque tenía claro lo que me hacía feliz, mi pasión por la educación. Acabé en un trabajo de oficina, estancada durante años.
Pero aunque la oficina era gris un día entró mi amigo y la iluminó por completo con su mirada. Aparecía ante mí un nuevo reto. No entendía que le había pasado. No paró hasta que consiguió que yo viera, lo que él había conseguido ver.
Con libros, charlitas intensas y mucha meditación, mi amigo Antonio me llevó de la mano. En una de esas meditaciones profundas, de muchas horas, descubrí quién era realmente y lo que quería. Esta experiencia cambió mi manera de ver el mundo para siempre. El tiempo era lo más valioso que tenía, así que a los dos meses dejé esa oficina gris y mi vida se empezó a llenar de color.
Cambié el ruido de la ciudad por el silencio de una casita de campo. Llegaron a mi vida los animales y su luz. Y volví a ver mariposas, a escuchar mi voz y las estrellas cada noche. El entorno me lo puso fácil.
Comencé un camino de aprendizaje profundo, de búsqueda continua y de experiencias. Volví a trabajar en el mundo educativo y con mis clases particulares. Me enamoré de la filosofía Montessori y en un curso presencial de un fin de semana afiancé mi creencia de que una educación respetuosa y consciente es necesaria, no solo para los niños y niñas sino para todas las personas.
Mientras tanto descubrí AEGI formación social. Realicé el curso de profesora de meditación y mindfulness. Raquel me dio las piezas que me faltaban del puzzle. Hace años me hice la promesa de ayudar a otras personas a encontrar su camino hacia la felicidad y con los recursos y herramientas que tenía gracias a esa formación, era posible.
Y entonces nació la idea de meditayzen. Me llevé años frustrada porque el mundo que yo soñaba no era posible. Hasta que descubrí que la clave estaba en mirar hacia dentro. Hice los cambios que quise ver en el mundo y al final mi mundo entero cambió.
Me reencontré con la felicidad que siempre había estado ahí, esperándome.
Todo esto ha sido gracias a:
A Dani, diseñador web de trazaweb, sin él evidentemente no hubiera sido posible crear esta página. En todo momento me ayudó con todas mis dudas e hizo muy fácil y divertido el trabajo. Y es que con sentido del humor se trabaja mucho mejor.
A AEGI Formación social por ofrecer ese curso maravilloso, regalándome así muchísimos recursos y herramientas y dándome la seguridad que me faltaba.
Gracias a todas las mujeres que admiro de mi entorno y más allá. Mujeres luchadoras y positivas que se enfrentan a los problemas con una sonrisa.
Gracias a todas esas personas maravillosas que he ido descubriendo en el universo online. Comparten sus conocimientos y experiencias, regalan su tiempo para que otras personas aprendan y mejoren sus vidas.
Y por supuesto gracias a mi equipo perruno formado por Budi y Lunita, mis bolitas de luz. Los que me llenan de energía y alegría cada día. Recordándome lo importante que es vivir cada momento como si fuera el último, que el juego debe formar parte de la vida diaria, haciéndome sentir la niña que un día fui. En definitiva acercándome a la mejor versión de mí misma.
Y en general gracias a todas las personas que se cruzaron en mi camino.
De todas las personas aprendemos algo y eso es lo maravilloso del mundo, cuando te das cuenta que estás rodeada de maestras y maestros de vida.
¿NOS VEMOS EN LAS REDES?